lunes, 31 de marzo de 2014

Una confesión: Prejuicios en política... mejor como en la vida.

De un tiempo a esta parte la vida me ha dado una lección de las de enmarcar y no olvidar y que deseo compartir. En política, como en la vida, no debemos dejar que los prejuicios nos dominen, pues nos perderíamos grandes personas. A priori parece sencillo, pero no lo es. En la vida es fácil que lo que te cuentan de una persona o de un colectivo no te influya y te lances a conocer por ti misma cómo son.
En política la cosa se complica. No todas las personas ni todos los grupos son accesibles de conocer en profundidad. Al mismo tiempo, tampoco todos te abren las puertas, pues también tienen generada una imagen de ti. El recelo y las suspicacias superan el interés por conocer.
A mi me han dado la oportunidad de conocer personas y grupos que jamás pensé que conocería, y os puedo confesar que se me han desmontado todos y cada uno de los mitos, leyendas y teorías varias sobre los mismos. Tanto es así, que he sentido vergüenza de mi misma por no haber aplicado ese sentido común que aplico en la vida, a los compañeros de partido.
Como dice una buena amiga, "nunca dejes que los prejuicios te impidan descubrir la verdad y a grandes personas. Si me tengo que equivocar, mejor equivocarme yo". Así que, como no puedo borrar mis opiniones pasadas, abro mi mente de cara a las nuevas y, antes de opinar sin conocer, intentaré profundizar (si me dejan). Y, a aquellos a los que dañé por no haber aprendido la lección, pido disculpas aquí y ahora.
Aprieto el botón de "Reset" desde YA y doy una y mil gracias a la personita que me abrió los ojos, que me desmontó mis tesis y que seguro me seguirá sorprendiendo, pues ni ella misma es consciente del potencial que lleva dentro. Me ha hecho ver la vida desde otra óptica y, vista desde ahí, me encanta...  

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